Llevamos meses escuchando sobre la construcción de una nueva normalidad post-pandemia. ¿Quiénes la están definiendo? ¿Estamos siendo parte de esa construcción? ¿Qué tiene de nueva? ¿Es el futuro que deseamos?
Desde hace algunos años – décadas en algunos casos -, diversos colectivos, activistas y militantes venimos debatiendo, resistiendo, proponiendo y construyendo a largo plazo un camino a la soberanía y autonomía tecnológica. Las discusiones van desde el acceso a internet y la neutralidad de la red, a cómo cuidar la tan desdeñada privacidad y poner más atención en el valor de nuestros datos; pasando también por la necesidad de reflexionar sobre las tecnologías que usamos y en las posibilidades de co-crearlas; y por el acceso, la copia, el remix y la difusión de todo tipo de obras culturales (pelis, libros, música y un largo etcétera). De todo esto se venía charlando, discutiendo, consensuando en ciertos nichos o círculos, cuando llegó la pandemia y esos problemas se agudizaron y las inquietudes tomaron mayor escala.
Así, frente a problemas viejos, aparecieron las mismas lógicas tecnológicas vestidas de soluciones innovadoras que solo refuerzan o profundizan las desigualdades estructurales existentes. Toda nuestra capacidad de comunicarnos a distancia, de educarnos, de entretenernos y socializar, de trabajar, quedó en manos de unas pocas empresas. De esta forma la esperanza de arribar a una post-pandemia, a la tan mencionada "nueva normalidad", parece depender de cuán hábiles logremos movernos en ciertas plataformas digitales -- sean las que ya conocemos, las que recién se están instalando o las que pujan por convertirse en el estándar de la industria.
Tibiamente se escuchan algunas voces que debaten que detrás de esa "adaptación" también va la resignación de derechos de todo tipo: de nuestra intimidad y privacidad, de las condiciones de trabajo y las posibilidades de ocio, del acceso a la información y a bienes culturales, etc.
Los grandes matones de la internet
Algunos días atrás, en junio, el Financial Times reseñó el top 100 de empresas que crecieron en valor de mercado desde la declaración de pandemia en marzo, incluyendo también el crecimiento patrimonial de sus fundadores, dueños o principales accionistas (basado en los números del ranking de millonarios de Forbes). Es importante ver cómo el ranking está encabezado por aquellas vinculadas a tecnologías, un sector altamente concentrado. Los números son en millones de dólares.